Caricaturistas

Agustín Sánchez González

Agustín Sánchez González Hasta hace un cuarto de siglo parecía que a nadie importaba el estudio de la caricatura, luego de que a mediados del siglo XX se dio un movimiento con la publicación de una serie de libros hoy convertidos en clásicos y prácticamente imposibles de conseguir, como el de Rafael Carrasco Puente, La caricatura en México (1953), el de Manuel González Ramírez, La caricatura política (1955), y el de Salvador Pruneda, La caricatura como arma política (1958) que reimprimió en 2002 el inehrm, así como los libros de José Guadalupe Zuno (entre 1959 y 1960). Después de ello, sólo Rius retomó ese tema. Pero en los últimos veinte años la caricatura ha comenzado a tener una mayor presencia en los estudios, tanto académicos –en centros de investigación de todo el país– como periodísticos. Las investigaciones se han plasmado en obras importantes. Un caso que lamentablemente parece haberse truncado es la colección del círculo de arte, del cnca, que llegó a publicar cinco títulos dedicados a grandes personajes de la caricatura: Posada. Un artista en blanco y negro; José María Villasana, Constantino Escalante, Manuel Manilla; y, además, La caricatura en el siglo XIX. Asimismo, el cnca publicó hace seis años otro importante libro: Historia de un país en caricatura, realizado por Rafael Barajas, el Fisgón. De este caricaturista-investigador, el fce acaba de publicar su libro El país de los ahuizotes. Otro trabajo sobre el tema fue la publicación, en 1987, de los dos tomos 70 años de caricatura en El Universal, que este diario regaló a sus suscriptores. Y aunque en sentido estricto no sea sobre la caricatura, en 1998 comenzaron a publicarse los tres tomos de Puros cuentos, de Armando Bartra y Juan Manuel Aurrecoechea, dedicados a los cómics, género hermano de la caricatura y en donde han participado varios caricaturistas. (En la revista Artes de México, en 1972, hubo un primer acercamiento.) En cuanto a la investigación, en 1997 se publicó el Diccionario biográfico ilustrado de la caricatura en México, del que urge una reedición que corrija innumerables errores y algunas ausencias notables, como la de Marius de Zayas. La lista de publicaciones es extensa; va desde los trabajos de Emma Helia Bonilla, en los Anales de investigaciones estéticas, o de Esther Acevedo sobre las obras sobre Manilla y Posada, y el de Mercurio López, pasando por los excelentes facsimilares de varios periódicos del siglo XIX, como Gil Blas, La Carabina de Ambrosio, Tío Nonilla o El Padre Cobos, que publicó el Senado de la República en 2000; o el de El Coyote, de la Sucesión Cortina del Valle, en 1999. También en este rubro la lista es muy larga, con autores como Thelma Camacho, Sylvia Navarrete, Antonio Saborit, o los libros de Abel Quezada, que prologó Alfonso Morales, etcétera. En los últimos diez años, además de Rius, que es un fenómeno editorial, otros moneros han publicado buen número de libros, algunos poco agraciados, comoHistoria del humorismo gráfico en México, de Apebas, publicado en España y que resultó una copia del folleto informativo, bastante elemental, del Museo de la Caricatura. En cuanto a estudios universitarios, en una bibliohemerografía de la caricatura en México realizada en el cenidiasp del inba, inédita, hemos registrado cerca de treinta tesis de diversos grados y de varias escuelas y facultades, tanto de la unam como de la uia y otras universidades. Los más importantes museos mexicanos han cedido su muros a la caricatura, como el Museo Tamayo con la muestra Abel Quezada. Dibujante; el mam con El mejor de los mundos posibles, de Abel Quezada, y Aire de familia. La Colección de Carlos Monsiváis; el munal con La litografía mexicana del siglo XIX , Posada y la prensa ilustrada: signos de modernización y resistencia; el Museo Carrillo Gil con sendos homenajes a Orozco y a Miguel Covarrubias, y el Museo Mural Diego Rivera ha presentado la obra de Posada y de Manilla. En 2005 el Museo de Historia Mexicana, de Monterrey, realizó un exposición-homenaje a David Carrillo, que a los ochenta y cinco años de su edad sigue haciendo caricatura, y este año dedicará otro a Abel Quezada. La lista no es completa pues el espacio no lo permite, pero ello nos muestra el nivel de excelencia que ha ido alcanzado la caricatura. En 1984 la unam también organizó la muestra Humor y Política, en 1994 y, finalmente, está la exposición permanente La caricatura en la historia; historia de la caricatura, en el Museo de la Caricatura, donde se han dado muestras importantes como la de Las moneras llegaron ya, que es la primera en el mundo que rescató la obra de las mujeres caricaturistas; La ilustración periodística de Carlos Neve y los homenajes a caricaturistas como Ernesto Guasp, Alberto Isaac, Guerrero Edwards y Gabriel Vargas. Éste último, el genial creador de La familia Burrón, ha sido objeto de diversos homenajes por parte de la Cámara de Diputados, la Asamblea Legislativa del df, el Seminario Mexicano de Cultura y la Feria del Libro de Guadalajara. En esta última, desde hace cuatro años se lleva a cabo el Encuentro Internacional de Caricatura e Historieta, donde se ha privilegiado más a los autores y a la historieta, sin que haya una presencia académica acorde al nivel de una feria de esa envergadura, ni estudiosos que tengan una obra sólida al respecto, lo que es una verdadera lástima. Al mismo tiempo se ha entregado el Premio de Caricatura La Catrina a cuatro grandes: Aragonés, Quino, Rius y Gabriel Vargas. En donde ha habido un importante retroceso es en cuanto a las revistas de humor con circulación nacional, pues hoy prácticamente no existe ninguna, luego de que hace pocos años circulaban El Chahuistle, El Chamuco, Chocarreros, Rhumor, La ley de Herodes, Lapiztola y Anfitrión,así como el periódico Al Tiro. Otras actividades importantes han sido a través de cursos y ciclos de conferencias, como la realizada en el Instituto José María Luis Mora, o en el Museo de Historia Mexicana de Monterrey. El uso del ciberespacio comienza a ser utilizado por los caricaturistas. Un sitio como cartonista.com, contiene buena información tomada en su mayoría del Diccionario biográfico ilustrado de la caricatura en México.Existen también varios blogs con información de moneros, lo que permite un acercamiento a su obra. Finalmente, hay que señalar los libros multimedia, como el de José Guadalupe Posada. Es claro que no es un recuento exhaustivo, es sólo una aproximación de lo que ha sido la caricatura en los últimos veinticinco años, lo cual, por cierto, no es poca cosa.