LOS ÚLTIMOS MESES DEL 2015 Y EL COMIENZO DEL 2016 ha servido de escaparate para que los partidos políticos saquen del clóset a hombres y mujeres que han llegado a puestos de elección popular burlando a los órganos selectivos o bien en complicidad con ellos.
Y a estas alturas, tres partidos ocupan los espacios nacionales acusándose mutuamente de incurrir en la designación de candidatos con antecedentes contrarios a la ley o de conducta poco edificante y muy criticable.
Los casos se han vuelto público y por más que los dirigentes de los partidos intentan mostrar ignorancia y buscan proteger la de por sí maltrecha imagen de sus respectivas instituciones políticas deslindándose con desesperación de los presuntos culpables para lo que recurren a frases tan trilladas como la que señala que en política “los que fallan son los hombres, no las instituciones” y de dientes para fuera exijan todo el peso de la ley para los responsables.
Un caso fue el de la diputada local de Sinaloa, Lucero Sánchez, militante del PAN y a la cual se le relaciona con Joaquín Guzmán Loera, alias “El chapo” Guzmán, líder del cártel de Sinaloa, quien recientemente fue detenido y enviado de nuevo al penal de alta seguridad del ALTIPLANO.
El gran delito que cometió la legisladora panista fue agenciarse una credencial de elector falsa para poder visitar en el reclusorio al narcotraficante. Descubierta su falta de probidad, el PAN se desgarró las vestiduras exigiendo a la Procuraduría General de la Republica que solicite su desafuero y sea severamente juzgada y , de ser posible, quemada en leña verde. El pecado de amor de la diputada sinaloense la convirtió en el propicio cordero con que el partido blanquiazul busca lavar el resto de sus pecados.
Se supo entonces del caso de don Humberto Moreira, ex presidente nacional del PRI detenido en España por la Fiscalía Anticorrupción bajo la acusación de lavado de dinero, organización criminal, malversación de caudales públicos, y cohecho.
Moreira consiguió su libertad bajo fianza e iba a seguir bajo investigación en España pero un acuerdo diplomático en lo oscurito lo remitirá a México más blanco que una paloma de la paz.
El PRD entró en escena en el estado de Morelos, en donde a principios de enero, apenas unas horas de haber tomado protesta como alcaldesa de Temixco, GISELA MOTA, fue asesinada.
El gobernador Graco Ramirez involucró en la muerte de la alcaldesa al senador Fidel Demédicis y se armó el dime que te diré. Y en eso estaban, cuando salió a la luz pública que el alcalde de Tlalquitenango, Enrique Alonso Plascencia, del PRD, quien se oponía a la entrada a su municipio del Mando Unico, cuenta con antecedentes penales por intentar cruzar a México a 9 indocumentados guatemaltecos.
Y cuando ya se había calmado la tormenta en torno al PRI y al profesor Moreira, aparece en el diario REFORMA la información de que el apenas detenido en Tierra Blanca, Veracruz, Navarrete, posible jefe de plaza de un cártel, participó como organizador y promotor de la campaña del ahora diputado federal del PRI, Tarak Abdalá, ex tesorero de la Secretaría de Finanzas, SEFIPLAN, acarreando gente a sus mítines y pagando playeras, tortas, cervezas y votos para el legislador federal.
Habrá que irse acostumbrando a estos escándalos durante las elecciones en 13 estados de la república porque va a llover lodo, van a escapar pecados del confesionario y van a salir desviaciones de los closets, todo a cargo de los candidatos y partidos políticos.
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