HA SIDO PÚBLICO Y NOTORIO EL GRAN DESPLIEGUE DE POLICÍAS y patrullas que acompaña al secretario de seguridad pública, Arturo Bermúdez Zurita en su recorrido por la entidad veracruzana así como el resguardo policiaco con que se protegen los edificios en donde se reúne con autoridades municipales y los sectores sociales para hacer un balance de los avances en el combate a la delincuencia.
Este aparatoso empleo de recursos humanos y técnicos en torno al jefe policiaco muchos ciudadanos lo consideran un dispendio y una demostración de poder innecesario, aunque otros lo justifican por considerar que el responsable de brindar seguridad a la población debe estar bien protegido de los criminales.
Pero esta acción de sobreprotección policiaca a Bermúdez Zurita parece que rebasó los límites de la seguridad y la prudencia en la reciente comparecencia del funcionario estatal ante el Congreso del Estado con motivo de la glosa del V informe de gobierno de Javier Duarte de Ochoa.
El viernes 20 de noviembre, muy temprano las calles que rodean el edificio de la Legislatura del Estado amanecieron cerradas al tránsito al ponerse en marcha un dispositivo de seguridad por parte de la policía estatal y fuerza civil y al tiempo se establecieron varios filtros de seguridad que impidieron el libre acceso al edificio sede del poder legislativo estatal.
Por si el operativo policiaco no causara suficiente enojo a los vecinos del lugar, agrupaciones de taxistas, transporte mixto y autobuses de diversos municipios se estacionaron en las cercanías del edificio, mostrando mantas de agradecimiento y respaldo al director de seguridad pública en el estado.
Pero quienes sufrieron en carne propia los efectos nocivos del operativo policíaco que movilizó a cerca de dos mil elementos entre uniformados y civiles, fueron los diputados, pues en su propia casa, fueron objeto de vergonzosos registros en los filtros de seguridad, quejándose el legislador de Misantla, Heber Alan Carballo, de haber sido registrado ¡ocho veces! Por personal de seguridad pública y en el colmo de los excesos, el mismo Presidente de la Coordinación Política del Congreso local, el profesor Nicolás Callejas Arroyo se quedó sin entrar al recinto, pues se retiró enfadado por el excesivo celo policiaco que mostraron los elementos del orden, no sin antes declarar que las instalaciones del Congreso local es un espacio del pueblo, no de los secretarios, por lo que ningún funcionario público puede apropiarse de ellas.
Y aunque parezca increíble, los elementos policiacos que revisaban de pies a cabeza a las personas que solicitaban ingresar al recinto legislativo, si descubrían que traían hojas blancas o libretas se las quitaban seguramente para evitar que hicieran mal uso de ellas.
Frente a la ola de críticas por parte de los diputados, funcionarios y ciudadanos, el secretario de seguridad pública, Bermúdez Zurita no tuvo más remedio que ordenar se suspendiera el operativo de seguridad y prometiendo que esto no volverá a pasar ni en el Congreso local ni en otro lugar. En la próxima visita a esta región sur de Veracruz sabremos si el general cumple su palabra.