HABLEMOS DE LA LEGALIZACIÓN DE LA MARIHUANA (10-nov-15) JHT

EL RECIENTE FALLO DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN mediante el cual se otorgó un amparo a cuatro personas para que puedan sembrar, cultivar, cosechar, preparar, poseer, transportar y consumir marihuana para su autoconsumo y con fines recreativos, ha generado diversas opiniones entre los sectores sociales, políticos y hasta religiosos.
Y es que por décadas en nuestro país ha imperado la prohibición absoluta sobre este enervante, existiendo castigo penal para quienes la produzcan y comercialicen, atribuyéndose a esta actividad ilícita gran parte de la ola de violencia que azota e la población.
La marihuana en nuestro país es la droga más común y de mayor demanda y hasta ahora sólo está permitido consumirla. El consumidor habitual puede portar hasta 5 gramos sin que constituya un delito. Más de esa cantidad puede llevarlo a la cárcel. Después de tres detenciones al individuo se le declara narcodependiente y quedará sujeto a tratamiento de rehabilitación.
Hoy está prohibido sembrarla, cosecharla, cultivarla y comercializarla y lo continuará estando hasta en tanto no se legisle y se reforme la ley.
El criterio del Supremo Tribunal es quitarle al Estado la facultad de decidir qué clase de sustancias pueden consumir los individuos y cuáles no, quedando esa decisión en la autonomía y responsabilidad de las consumidores, aún a sabiendas estos de que el consumo del enervante puede causarles un daño mayor, menor o similar al que les provoca el consumo de otras drogas como el alcohol o el tabaco.
Esta disposición judicial marcha en el sentido de quienes promueven la despenalización del consumo de la marihuana y en su estricta regulación y va en contra del criterio de los que se oponen terminantemente a permitir el consumo bajo ninguna condición.
El Presidente de la República, Enrique Peña Nieto se ha manifestado respetuoso y acata el mandamiento judicial, pero advierte que éste no significa la legalización de la producción, trasiego y venta del estupefaciente, por lo que el gobierno federal seguirá destruyendo los sembradíos y decomisando la marihuana.
En pro o en contra, lo importante es que se deja atrás la idea de que México era sólo el tránsito de la droga y se reconozca como un sitio de alto consumo al que se asocia los altos índices de delincuencia y violencia, por lo que se vuelve obligado un debate amplio e informado, en el que participe gran parte de la sociedad y sus conclusiones sirvan de base para que el Congreso de la Unión legisle y emita leyes adecuadas.
Pero por encima de lo que las futuras leyes pudieran autorizar a los adictos, la tarea más efectiva en contra del consumo de drogas principalmente por la juventud, seguirá descansando en la formación y educación familiar así como en la escolar y los programas institucionales de prevención a las adicciones a las drogas.

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Tay

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