EL MEJOR CONSEJO QUE RECIBIMOS de los padres es no gastar más de lo que ganamos y de esta manera evitaremos los sobresaltos, angustias, estrés y colas en las casas de empeño, en los bancos o en la cueva del usurero.
Pero ese consejo nos entra por un oído y se nos escapa por el otro y a la vuelta de los años estamos tronándonos los dedos y ahogándonos en deudas impagables. Es lógico, nuestro salario no alcanza para cubrir siquiera el refrendo en las tiendas de empeño, ni el interés en los bancos ni la voracidad del usurero. Eso sí, nos vemos rodeados de cosas inútiles o de mala calidad que adquirimos porque daban muchas facilidades en la industria automotriz, en las inmobiliarias o estaban de oferta en alguna venta nocturna.
Pues bien, ese consejo de no gastar más de sus ingresos y sólo en lo indispensable, al igual que muchos de nosotros, tampoco lo sigue el gobierno del estado, y sexenio tras sexenio continúa creciendo desmesuradamente la deuda pública sin que los atribulados gobernantes encuentren la fórmula mágica para frenar o disminuir la deuda.
Y eso debiera preocuparnos a todos, pues si bien los préstamos y las deudas los contrata y firma el gobierno, al final los que terminan pagándola somos todos mediante un incremento a los impuestos y lo más lamentable es que todos dudamos de que el dinero conseguido a crédito haya sido invertido con sentido social, honestidad e inteligencia.
Las cifras sobre la deuda pública de Veracruz son cambiantes según sea la fuente informativa: el gobierno estatal asegura que es de 44 mil millones de pesos; el senador José Yunes Zorrilla sostiene que es de más de 80 mil millones y algunos especialistas en finanzas aseveran que es de 100 mil millones. .
Tenga la razón cualquiera, lo cierto es que es muchísimo dinero y la ciudadanía no percibe en qué o cómo se distribuyó; dónde están los beneficios a la población y por qué teniendo presumiendo el gobierno tantos genios especialistas en finanzas la deuda se ha disparado a ciencia y paciencia y con la aprobación de los diferentes diputados y diputadas que han desfilado por el Congreso local.
También los veracruzanos son presa de la indignación porque entre más vacías están las arcas públicas, más servidores públicos estatales son exhibidos en los medios de comunicación como poseedores de prominentes cuentas bancarias, mansiones y propiedades que difícilmente podrían haber adquirido con sus salarios y compensaciones.
Ahora bien, El consuelo que nos queda a los gastalones compulsivos es que todo lo que compramos, bueno, malo o pésimo está ahí, frente a nosotros, recordándonos nuestra manía de comprar sin ton haciendo caso a la publicidad.
En cambio, todo en lo que presuntamente ha gastado o invertido el gobierno del estado en los últimos años, no se observa por ninguna parte.
Email: admin@admin.com