Conforme se acerca la fecha en que habrá de iniciarse formalmente el periodo electoral para renovar la gubernatura del estado y las diputaciones locales en Veracruz, el nerviosismo y las preocupaciones afectan más y más al gobernador y a quienes aspiran a ocupar su puesto y que militan en su mismo partido.
Afloran las diferencias de criterio, reales o ficticias y en las primeras confrontaciones, los políticos olvidan el principio de colocar la otra mejilla. En estas reyertas internas, se ve a los políticos tratar de ser irónicos en contra de sus críticos y a los críticos revirar con mayor intensidad sus denuncias y acusaciones cada vez menos disfrazadas y más directas.
Dependiendo del lugar, la audiencia y las circunstancias los comentarios cáusticos suelen convertirse en un dardo envenenado con dedicatoria. Más si el que hace uso de la voz es el gobernante en turno y quien acusa el efecto son uno o más aspirantes a dirigir los destinos del estado.
Quien gobierna, está consciente que no todo lo ofrecido en campaña pudo cumplirse en su sexenio y debe aceptar las críticas que eso conlleva. Pero las críticas las espera de personajes de otros partidos diferentes al suyo y está dispuesto a pasarlas por alto para no hacerle el caldo gordo a los opositores escudándose en el lema de : Ni los veo, ni los oigo.
Pero cuando los que encabezan la crítica al gobierno en turno marchan bajo las mismas siglas del partido en el poder, el gobernante juzga necesario poner un freno así sea disfrazando sus palabras con ironía.
En otros términos, el dueño de la casa acepta que sus adversarios le avienten piedras al techo, pero no que los mismos inquilinos comiencen a lanzar piedras contra los vidrios y desde adentro.
Eso parece estar ocurriendo en el último zipi zape registrado por la prensa entre el gobernador Javier Duarte de Ochoa y el senador Héctor Yunes Landa.
El legislador ,tratando de quitarle a la oposición la bandera en contra de la corrupción, ha expresado a los medios que si él llega a gobernar Veracruz, investigará y castigará a los peces gordos que se han enriquecido con el saqueo de las finanzas públicas y han puesto al borde de la quiebra al estado.
Que lo diga en corto, entre amigos y en charlas de café, pasa. Pero que lo vocifere en cuanta oportunidad se le presenta ante los medios de comunicación, ya incomoda y por alusión, era obvio que iba a tener una respuesta no en privado, sino igualmente en pública.
En una concentración del sector campesino, Duarte de Ochoa hizo mofa de la afición del senador Yunes Landa por la gran captura de peces gordos corruptos que anuncia y le obsequió una caña de pescar, sugiriéndole cáustico que empezara su ardua tarea con sus familiares.
En el evento, Yunes Landa se tragó su coraje y fingió tomar el consejo del gobernador como una broma. Pero tan pronto llegó a su oficina, descargó en un escrito su iracunda respuesta y la difundió en su portal de internet y las hachas de guerra se desenterraron. A ver quién los obliga a que las vuelvan a enterrar o deja que continúen cavando su tumba electoral.
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