EL SEÑOR CARLOS SLIM, PROPIETARIO DE LAS EMPRESAS CARSO, continúa apareciendo en la revista FORBES, especializada en decir quién es quién en el mundo del dinero y en varias ocasiones ha ocupado el lugar principal como el hombre más rico del mundo.
Al grupo CARSO, de su propiedad, pertenece la principal empresa en telefonía en el país, Teléfonos de México, misma que adquirió en el sexenio del presidente Carlos Salinas de Gortari, caracterizado por la privatización de numerosas empresas paraestatales y vendidas a bajo precio a hombres de negocios conocidos.
Recientemente, Carlos Slim declaró que Telmex es una empresa mundial y con alta tecnología y que seguirá siendo la principal compañía telefónica nacional.
Sin embargo, con la nueva ley de telecomunicaciones, TELMEX fue calificada como actor preponderante en el mercado y quedó obligada a deshacerse de más de 4 millones de líneas telefónicas, 2 millones de banda ancha y 25 millones de móviles del América Móvil.
Frente a la amenaza de despido colectivo o de pasar a formar parte de otra empresa telefónica y perder derechos laborales, el sindicato de telefonistas encabezado por Hernández Juárez negoció con Telmex la garantía de que eso no suceda y en el contrato colectivo de trabajo firmado el pasado mes de abril, aceptó incrementar la edad de jubilación para los trabajadores de nuevo y un salario menor al que pretendía.
En el contrato colectivo se también se establece fortalecer el trabajo y elevar la productividad para mejorar el servicio de la compañía.
Y este es el punto que da pie al presente comentario. Aunque no se incluye en el contrato colectivo, Telmex continuará reduciendo su plantilla de personal al cancelar las plazas que van dejando vacantes los jubilados y pensionados, tal y como lo ha venido haciendo desde el 2010, supuestamente para ahorrar e invertir en tecnología y estar mejor preparados para enfrentar a la competencia.
Con cada vez menos personal y el escaso mantenimiento a sus instalaciones, TELMEX presta un pésimo servicio a sus usuarios y muchos han preferido darse de baja y pasar a otra empresa telefónica.
De ello dan cuenta las quejas contra TELMEX en la Profeco, en sus propias oficinas y en los medios de comunicación por la tardanza en atender las solicitudes de atención y servicio al cliente cuando se presenta una falla en su hogar o en su negocio. A veces pasan semanas antes de que el personal de TELMEX acuda a reparar el desperfecto.. Y en ocasiones, cuando la demanda satura la oficina de quejas, la compañía subcontrata a otras empresas particulares para evitar dar de alta nuevo personal y no aumentar su plantilla de trabajadores.
Frente a todas las deficiencias en el servicio que TELMEX ofrece a sus todavía leales usuarios, ¿no valdría Que Carlos Slim, dueño del grupo CARSO y sus descendientes, le pusieran más interés en atender a quienes precisamente lo han vuelto multimillonario? ¿Acaso el sindicato de telefonistas no se da cuenta que si TELMEX sigue perdiendo más clientes, ellos perderán más temprano que tarde su empleo?
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