SORPRENDE QUE HAYA SIDO EL GOBERNADOR JAVIER DUARTE DE OCHOA en persona el que haya tenido que negociar con los ciudadanos inconformes el levantamiento del bloqueo y la entrega de la caseta de peaje de Fortín en la autopista Veracruz-México.
Hasta ahora, todos los bloqueos de carreteras y caminos vecinales realizados por ciudadanos de diversos municipios, principalmente de la zona sur, exigiendo el cumplimiento de promesas de campaña o la conclusión de obras dejadas a medio construir los resolvían los secretarios de despacho y nunca en el sitio del corte de carretera, sino trasladando una comisión a la ciudad de Xalapa.
La firma de los acuerdos o minutas la realizaban los representantes del gobierno del estado pues el gobernador confiaba en ellos y sus buenos oficios para resolver los problemas planteados por la ciudadanía inconforme, manteniéndose el Ejecutivo Estatal al margen de las quejas, discusiones y acuerdos finales.
También la ausencia del gobernador en el análisis de los problemas y la firmas de acuerdos obedecía seguramente a que no quería crear el precedente de que en cada ocasión que un núcleo poblacional tomara las carreteras o edificios públicos y protestara por la ausencia de obras o incumplimiento de anteriores acuerdos y exigiera su presencia, él tuviera acudir al lugar del conflicto o recibir en su oficina a los inconformes para apaciguar la queja y resolver el problema.
Se supone que para eso tenía delegados en la zona, operadores políticos y secretarios de despacho.
Pero visto está que cada vez más los sectores sociales desconfían de los delegados del gobierno y los operadores políticos arraigados en las diversas regiones del estado pues no tienen autoridad para dar respuesta puntual a los problemas, y por cuanto hace a los subsecretarios y secretarios de despacho carecen de credibilidad al retar el cumplimiento de los convenios firmados.
Esta incompetencia administrativa o negligencia burocrática parece haberla comprendido Duarte de Ochoa, pues al concluir las seis horas en que estuvo escuchando el rosario de quejas, reclamos y exigencias a su gobierno por parte de los habitantes del municipio de Soledad de Atzompa , aceptó la deficiencia en algunas áreas de su administración y se comprometió a “apretar tuercas” en las secretarías de despacho para que mejoren sus funciones.
Con el bloqueo de la autopista Veracruz-México los pobladores de Soledad Atzompa, un municipio veracruzano con 20 mil habitantes, la mayoría indígena. consiguieron ser atendidos por el gobernador del estado y varios de sus secretarios que lo acompañaban, firmando una minuta que incluye la construcción de un hospital, capacitación de 35 policías en la Academia de Seguridad Pública con salario de ocho mil pesos, encarpetado de 6 kilómetros de carretera, una planta de tratamiento de aguas residuales, obras de electrificación y rehabilitación de varias escuelas.
¿Volverá a repetirse esta relevante e inédita escena, en la que el gobernante deja su oficina y acude al sitio del conflicto social y de libre tránsito y lo soluciona en unas cuantas horas para beneplácito de los directamente afectados y los terceros perjudicados?