El desarrollo petrolero y la expansión económica en la región de los ochenta y noventa rebasó los servicios públicos municipales, principalmente el suministro de agua, necesario para la industria, el comercio, los servicios y el uso doméstico.
En la década de los sesenta, el desarrollo petrolero, el asentamiento de plantas petroquímicas, el incremento de la población y el desarrollo del comercio demandaron a la cabecera municipal mayor infraestructura urbana y más servicios que, como la dotación de agua, fueron rebasados por la demanda.
En 1961 El gobierno municipal se vio forzado a perforar varios pozos en la zona de Canticas para extraer agua y surtir del vital a la población. Coatzacoalcos contaba entonces con poco más de 50 mil habitantes.
El desarrollo industrial, urbano y económico no se detuvo y la población residente y flotante siguió creciendo al igual que su demanda de servicios públicos, por lo que el reclamo de agua fue mayor.
En 1985, se puso en funcionamiento la planta Yuribia, localizada en la sierra de Santa Martha y dentro de la demarcación del actual municipio de Tatahuicapan. Esta presa, mediante un sistema de gravedad y a través de un acueducto surtiría de agua a la población de Coatzacoalcos. Para entonces este municipio registraba 186 mil habitantes y el suministro de agua suficiente estaba calculado para 20 años, por lo que más adelante iría decreciendo el volumen de agua y obviamente, se tornaría insuficiente para responder a las necesidades de la ciudadanía.
Lo más lamentable es que, no obstante a existir la advertencia de los especialistas respecto al agotamiento natural de la fuente de abastecimiento de agua de la planta Yuribia, durante todo esos años las autoridades municipales no mostraron interés por realizar trabajos de reforestación reales y no inventados ni tampoco tareas de desazolve que preservaran mayor tiempo la fuente de agua. Menos concretaron algún proyecto sobre nuevos veneros de abastecimiento, aunque mucho se hablara y nada más hablara, de aprovechar el agua procedente del río Uxpanapa o del rio Calzadas.
La falta de previsión, tan característica en muchos gobernantes que disfrutan el aquí y ahora y no piensan en el mañana y después, nuevamente ha provocado una crisis de dotación de agua en Coatzacoalcos, un municipio con más de 350 mil habitantes en el 2015.
Y el problema se agudiza no sólo por el natural decaimiento de los fuentes naturales de agua provenientes de la sierra, sino también por el fracaso parcial de la apertura de pozos acuíferos como sustitutos de la planta Yuribia. A esto se añade el conflicto económico y social que permanentemente plantean los pobladores de la región montañosa que han tomado como suyo un bien natural común: el agua.
¿Se pudo haber prevenido y evitado todo lo anterior? Con gobernantes racionales, previsores, comprometidos y honestos, sí.